París era una fiesta

Patricia García Herrero.

París esconde entre sus calles rincones que acogieron a grandes escritores del siglo XX. Los cafés del Boulevard de Saint-Germain, Les Deux Magots y La Flore, fueron testigos del nacimiento de vanguardias como el Surrealismo o el Existencialismo. Autores como Hemingway o Albert Camus escribieron parte de sus obras sobre las mesas de estos locales próximos al Barrio Latino y La Soborna.

Vista nocturna de París

El pasado puente de la Constitución decidí darme un paseo por las calles de París. Una vez superado el mal tiempo de la zona centro-europea y escapando por unas horas de la huelga de controladores, aterricé en el aeropuerto Charles de Gaulle. De allí, un tren viejo con asientos tapizados y desgastados me llevó hasta la estación Gare du Nord. Mi hotel se encontraba en el distrito 20 de la ciudad, alejado hacia el sureste, así que aun tuve que coger el metro y recorrer la Ciudad de la Luz por su oscuro subsuelo. Una vez que deje mis maletas en el hotel de dos estrellas, el cual en España no pasaría de pensión, me dirigí a la otra punta de París para contemplar por primera vez su símbolo y su orgullo: la Torre Eiffel.  Ascendí solo hasta el mirador de la segunda planta, llegar hasta su cúspide con ocho grados bajo cero era una odisea que no pasó por mi mente. Desde allí, con los últimos rayos del día contemplé la ciudad que se extendía más allá de donde alcanzaba la vista. París, la bella París, cantada por tantos poetas, retratada por infinidad de artistas. Una ciudad llena de contraste donde puedes por igual perderte en las callejuelas medievales del Barrio Latino o en las grandes explanadas del Louvre o de la Plaza de la Concordia. La cúpula de los Inválidos o la aguja de Notre Dame se perdían en un mar de casas señoriales con tejados abuhardillados. Y en medio, la columna vertebral alrededor de la cual se levantan los barrios más emblemáticos, el Sena. “París bien vale una misa”, ya lo dijo Enrique IV, si bien en un contexto diferente, pero se trata de una cita adecuada para referirse a la capital francesa.

Les Deux Magots en los años 30

Pero no había sido solamente la contemplación de sus históricos bulevares, la suntuosidad de sus museos o la belleza gótica de sus iglesias lo que me había llevado hasta allí. Desde hace años tenía una añoranza por descubrir los rincones  literarios donde cruzaron ideas tan grandes artistas como Albert Camus, Jean-Paul Sartre o André Breton. Hay dos lugares que se disputan el prestigio de haber acogido a los principales escritores franceses del pasado siglo y los dos distan muy pocos metros entre sí en el mítico Boulevard Saint-Germain, en el barrio del mismo nombre. El primero con el que te encuentras al bajar en la parada del metro de Saint-Germain-des-Prés es Les Deux Magots (francés). Este café fue fundado en 1812 como una tienda de novedades y originalmente se situaba en la rue de Buci. En 1873 se trasladó a su localización actual y en 1885 se transformó en una licorería de café. Ahora el nombre está escrito sobre un toldo verde oscuro que cubre una terraza atípica para esta época del año, aunque es frecuente en la mayor parte de bares y restaurantes parisinos. Dos árboles de Navidad flanqueban la entrada al ambiente cálido del interior que me refugió del aguanieve que caía fuera. Les Deux Magots ha jugado siempre un papel importante en la vida literaria de París.  Sentada en aquellas mesas me pareció ver a Guillaume Apollinaire compartiendo sus ideas vanguardistas con André Breton, Antonin Artaud o Paul Eluard y que se constituirían como el nacimiento de la corriente Surrealista.  Por allí pasaron también un joven Ernest Hemingway, que narraría su estancia en la capital en su novela “París era una fiesta”, o Simone de Beauvoir, figura del Existencialismo. Allí Picasso se encontró por primera vez con Dora Maar en 1935.

La Flore a mediados del siglo XX

Unos pocos metros más arriba en la esquina de Saint-Germain con Saint-Benoit se encuentra otro de los rincones literarios míticos de París, el Café de Flore (francés). Fue fundado durante la Tercera República, alrededor de 1887. Durante sus inicios fue frecuentado por intelectuales de la extrema derecha, pero fueron personajes de corrientes completamente opuestas los que le dieron fama. Es el caso de miembros del Partido Comunista Francés como el escritor surrealista Louis Aragon o la autora de la novela “Un dique contra el Pacífico”,  Marguerite Duras. Fue un lugar habitual de encuentro para escritores durante los años treinta. El poeta Jacques Préverte y sus amigos del «Grupo Octubre» se reunían allí, lo mismo que el novelista Albert Camus, autor de “El Extranjero” o el filósofo Jean-Paul Sartre que llego a decir de este café: «Durante cuatro años, los caminos del Flore fueron para mí los caminos de la libertad». Otros visitantes muy reconocidos fueron Truman Capote o Lawrence Durrell. En la actualidad, al igual que el anterior, el nombre se puede ver escrito en un toldo blanco bajo macetas llenas de flores. Una hilera de lámparas redondas iluminan la terraza y las cristaleras por las que puede verse el interior decorado con estilo Art decó. El café creme me supo delicioso al saber que fue el mismo que probaron grandes figuras de la literatura contemporánea.  Allí sentada no puedo si no estar de acuerdo otra vez con Enrique IV de Francia, París bien vale una misa, y una procesión y una novena.

Liberando libros

Patricia García Herrero

El pasado 14 de Noviembre se celebró el mayor bookcrossing de la historia en Madrid. 30.000 libros fueron liberados en las calles de la capital española  en busca de nuevos lectores. La iniciativa partió del Área de Familia y Servicios Sociales.

En el año 2001, el estadounidense Ron Hornbaker ideó un proyecto con el que convertir el mundo en una gran biblioteca: el bookcrossing. A través de una página web que imitaba la ya existente “Where´s George?” (inglés), una página que seguía el recorrido de billetes, Hornbaker construyó un sistema de intercambio de libros que cuenta hoy en día con más de 750.000 miembros en todo el mundo.

El funcionamiento básico del bookcrossing es el siguiente. Un miembro del proyecto libera un libro de tal forma que otra persona pueda encontrarlo. Esta persona, una vez que recoja el libro y lo lea, deberá liberarlo en algún rincón para que lo localice otro lector. La persona que encuentra el libro puede notificarlo y, si quiere, registrarse en la web oficial de Bookcrossing.

En el caso de que se deseé participar liberando libros, es imprescindible en primer lugar darse de alta en la web y luego registrar los ejemplares en una base de datos. Los libros registrados tendrán un número de identificación, el BCID (número de identificación de bookcrossing), de tal forma que el liberador podrá seguir el recorrido de su donación y las opiniones de aquellos que lo encontraron.

En la página oficial de bookcrossing te muestran las instrucciones necesarias a la hora de etiquetar el libro que quieres liberar. También puedes entrar en los foros para los miembros del bookcrossing, informarte de las futuras liberaciones masivas de libros, ver las novedades cazadas y liberadas y muchas otras actividades relacionadas con el proyecto. La suscripción a bookcrossing es gratuita, pero se aceptan donaciones de sus miembros para evitar las ventanas emergentes de publicidad en la página web.

El bookcrossing de Madrid fue la mayor liberación de libros hecha hasta ahora con 30.000 ejemplares distribuidos por las calles. Se necesitaron 30 furgonetas y la ayuda de cientos de voluntarios para repartir las obras y dar comienzo a la cadena literaria. Además, esta iniciativa tuvo un componente solidario. Por cada registro de libro leído en la web  http://www.lamayorliberaciondelibros.es/, los patrocinadores donan 3 euros a un programa del Ayuntamiento de inserción sociolaboral para jóvenes en riesgo de exclusión social. Los libros pueden registrarse hasta el 24 de abril de 2011 y hasta hoy se han recaudado 2.925 euros. El primer bookcrossing celebrado en Madrid se realizó el 19 de diciembre de 2004 con 350 libros liberados en la Plaza de Oriente.

 

Duración del vídeo: 1´41´´

La pluma y la escopeta

Patricia García Herrero

La llegada del otoño supone en nuestro país el inicio de la temporada de caza. Este acontecimiento se vive con especial ilusión en los pueblos de Castilla. Este año, sin embargo, hay una nota de tristeza, es el primero sin uno de los cazadores que más han profundizado en la literatura de su tierra: Miguel Delibes.

El pasado 12 de Marzo nos dejaba uno de los escritores más influyentes en la literatura española de la posguerra. Miguel Delibes nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920.Tras dar unos primeros pasos en el mundo de la pintura se gradúa en Derecho y Comercio. Años después se dedicará al periodismo llegando a dirigir el periódico “El Norte de Castilla”, alternando con su faceta de novelista. Publica su primera obra en 1947, “La sombra del ciprés es alargada”, galardonada con el premio Nadal. A esta la seguirán otras como “El Camino”, “Los Santos Inocentes” o “Las Ratas”. En 1973 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua y una año después falleció su mujer, lo que supuso una gran pérdida para el escritor. En 1998 sufrió un cáncer de colon que no llego a superar y que lo alejó de la carrera literaria hasta su muerte en marzo de 2010.

Miguel Delibes era un gran conocedor de su tierra, de la Castilla profunda. Amaba el campo y supo plasmar a la perfección en sus obras ese nexo de unión del hombre con la naturaleza. Pero si hubo algo que de verdad apasionó al escritor fue la caza que se convirtió en un tema recurrente en sus obras. Ahí están “Diario de un cazador” o “Las ratas”, entre los veintiún trabajos en los que aparece alguna referencia a su gran afición.

El autor, en una entrevista de 1999, hablaba en estos términos sobre esa fusión de herramientas que él ha hecho única en sus libros, la pluma y la escopeta: «He dicho a menudo que soy un cazador que escribe; es decir, tomé contacto con los elementos fundamentales de la Castilla profunda mediante mis excursiones de cazador y pescador. Entonces aprendí a hablar como aquellos castellanos. Y todos mis libros tienen adentro a esos personajes, desde el ratero de Las ratas hasta el señor Cayo de El disputado voto… Podemos decir que mi comunicación con el pueblo y mi idioma del pueblo lo aprendí en contacto con estos señores yendo yo allí a una cosa distinta».

Su libro “Diario de un cazador” muestra a la perfección esa fusión que alcanzó con el entorno rural de Castilla. La obra narra las andanzas de Lorenzo, un joven bedel de escuela enamorado de la caza. El protagonista, frente a los sinsabores de la vida encuentra la felicidad paseando por el campo los domingos a la espera de la presa. Su amor por caza la convierten en el lugar de reposo en una época difícil que Lorenzo trata de vivir con optimismo. “Diario de un cazador” consiguió el Premio Nacional de Narrativa de España en 1956.

El escritor vallisoletano encarnó en su vida y en su obra la antiquísima unión del hombre con la naturaleza. Para él «el hombre-cazador o el hombre-pescador, que tanto monta, sale al campo, no sólo a darse un baño de primitivismo, sino también a competir, a comprobar si sus reflejos, sus músculos y sus nervios están a punto, y para ello, nada como cotejarlos con los reflejos, los músculos y los nervios de animales tan difidentes y escurridizos como pueden serlo una trucha o una perdiz silvestres».

Miguel Delibes empuñó con igual acierto la pluma y la escopeta. Demostró la fragilidad de nuestro entorno a través de los largos recorridos por los montes donde la sencillez de las gentes se funde con la naturaleza primitiva de los campos castellanos.

Duración del vídeo: 21´ 40´´

Centenario del nacimiento de Miguel Hernández

El pasado 30 de octubre se cumplían cien años del nacimiento del poeta y dramaturgo español Miguel Hernández. Muchos son los actos conmemorativos de esta fecha, celebrados por toda la geografía española y en muchos puntos de Sudamérica. Con especial fervor se está celebrando este acontecimiento en la tierra natal del escritor, Orihuela.

Miguel Hernández nació el 30 de Octubre de 1910 en Orihuela en el seno de una familia dedicada a la cría de ganado. A los nueve años de edad, Miguel es escolarizado en las Escuelas del Ave María. En 1923 comienza el bachillerato en el colegio de Santo Domingo de Orihuela, pero dos años después debe abandonarlos ante la crisis económica que sufre su familia. La vida como pastor será aprovechada por Miguel para profundizar en la lectura y escribir sus primeros poemas. En esos años formará un grupo literario en la taberna de su amigo Carlos Fenoll, destacando en las reuniones el propio Carlos, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina y el gran amigo de Miguel, Ramón Sijé, pseudónimo de José Marín Gutiérrez.

Tras un primer viaje fallido a Madrid en 1931, regresará a la capital con mayor fortuna tres años después. Es esta etapa cuando entablará amistad con los grandes poetas de la época, como Neruda, Alberti o Aleixandre. Participará en las “Misiones Pedagógicas” así como en la enciclopedia “Los Toros” y en la Revista de Occidente. Se publicarán sus primeras obras como “El rayo que no cesa” o “Elegía”, dedicada a su amigo Ramón Sijé que muere a finales de 1935.

Al inicio de la Guerra Civil se incorpora al Ejército Popular de la República y es nombrado Comisario de Cultura. En 1937 se casa con Josefina Manresa y a finales de ese año nace si hijo Manuel Ramón, que morirá un año después. Publicará “Vientos del pueblo”, “Teatro en la guerra” y “El labrador de más aire”. En 1939 nace su segundo hijo, Manuel Miguel. Tras finalizar la guerra, Miguel es capturado y tras pasar por varias prisiones es encarcelado en Madrid y condenado a muerte aunque la pena será conmutada por 30 años. En esta etapa escribió “Cancionero y romancero de ausencias”. En 1941 es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante donde morirá de tuberculosis el 28 de marzo de 1942, con 31 años de edad.

Miguel Hernández supo conjugar la poesía basada en la belleza con la propia del compromiso social, empleando un lenguaje que llegara a todos. Su prematura muerte truncó la trayectoria de uno de los poetas más importantes del siglo XX en España. Por esta razón, han sido muchas las asociaciones que han querido rendir homenaje al poeta en el centenario de su nacimiento.

Para poder seguir los actos conmemorativos, la Fundación Cultural de Miguel Hernández y el Ayuntamiento de Orihuela, en colaboración con otras entidades y organismos ha creado “El Año Hernandiano 2010”. Esta iniciativa comprende un calendario  de actividades con el objetivo de dar a conocer todos los eventos del Centenario allá donde se celebren.

La ciudad natal del escritor se ha volcado con esta celebración.  Se han llevado a cabo diversos actos escolares, conferencias, exposiciones y la denominada “Ruta Hernandiana” que recorre los lugares donde el poeta pasó su infancia y juventud. Entre los rincones que se pueden visitar están la Casa Museo de Miguel Hernández, el Centro de Estudios Hernandinos, la Casa Natal o la Casa de Ramón Sijé. También en Madrid, donde el poeta pasó parte de su vida, se han organizado múltiples eventos como el acto conmemorativo del senado el pasado 2 de noviembre o la exposición de la Biblioteca Nacional “Miguel Hernández: La Sombra vencida (1910-2010)”, que estará desde el 4 de octubre al 21 de noviembre.

Entrevista a Javier Sagarna

Patricia García Herrero

Javier Sagarna nació en Madrid en 1964 y es Licenciado en Farmacia aunque actualmente se dedica al mundo de la literatura. Es  direc tor y profesor de la Escuela de Escritores de Madrid y colabora en la sección literaria “Relatos en Cadena” del programa de Cadena Ser “Hoy por Hoy”. En cuanto a su trayectoria personal, fue finalista del Premio NH de relato breve 1999 y 2003, tiene cuentos publicados en varias antologías. En 2006 publicó la novela Mudanzas que recibió una excelente acogida de público y crítica.

Q.L Eres uno de los colaboradores de la sección literaria “Relatos en cadena” del programa de Cadena Ser Hoy por Hoy. Coméntanos un poco en que consiste esta sección.

J.S. En esencia es un concurso de microrrelatos. Los participantes tienen que escribir textos de no más de cien palabras a partir de una frase que se anuncia cada semana. Esta frase de arranque es la última frase del relato ganador de cada semana, puesto al que optan tres finalistas elegidos entre todos los recibidos por un jurado compuesto por los profesores de Escuela de Escritores. Cada jueves, en directo, se leen los 3 relatos finalistas, se vota para elegir al ganador y se anuncia la frase para los microrrelatos de la semana siguiente. Los ganadores de cada semana pasan a la final mensual y los ganadores de cada mes pasan a la gran final anual que se celebra normalmente a primeros del mes de julio. En dicha final se elige al ganador del año que obtiene un premio de 6.000 euros.

Q.L ¿Cómo surgió la idea de hacer esta sección literaria?

J.S. Pues es una historia curiosa. Hace algunos años, desde Escuela de Escritores convocamos a los internautas —en una iniciativa que luego ha sido copiada varias veces— a votar para elegir la palabra más bonita del castellano. La iniciativa, en la que participaron políticos, escritores, artistas etc., tuvo un eco enorme y nos llamaron de muchos medios de comunicación, y entre ellos, del programa Hoy por Hoy. Hicimos la entrevista y el director del programa, Carles Francino, nos comentó su interés por incorporar alguna sección relacionada con la palabra o la escritura. A partir de ahí, empezamos a pensar opciones hasta que llegamos a este formato que ha tenido un gran éxito.

Q.L.Este certamen literario se ha promovido desde la radio, ¿hay una relación trascendental entre este medio y la literatura?

J.S. No sé si trascendental, pero sin duda la radio y la literatura son plenamente compatibles, solo es cuestión de irse adaptando a los tiempos. Desde el serial radiofónico o los programas nocturnos en los que se leían historias (casi siempre de miedo), las historias siempre han tenido su sitio en la radio (baste pensar en Orson Welles y su escenificación de la Guerra de los Mundos). En estos tiempos en que todo va más rápido el microcuento parece el punto de encuentro entre ambos mundos idóneo. Además, la radio es tan bonita de vivir y de hacer que forzosamente tiene que llevarse bien con la literatura.

Q.L¿Crees que es necesaria la existencia de este tipo de iniciativas para fomentar tanto la lectura como la escritura en los tiempos que corren?

J.S.Vienen bien, qué duda cabe.

Q.L. Se trata de un concurso de microrrelatos, como escritor, explícanos en que consiste este género y algún consejo para  su elaboración.

J.S. El microrrelato es un texto narrativo en el que se cuenta una historia empleando para ello muy pocas palabras. No hay un límite de extensión definido, pero yo diría que medio folio puede ser un tope razonable. La clave es que no es el resumen de una historia más larga, sino una historia tan pequeña, tan reducida a su esencia, que puede contarse, con todo detalle, en esas pocas palabras. Un texto que cuenta poco y sugiere mucho, eso diría yo que es un microrrelato.

Q.L. Aparte de colaborador en este programa también diriges y enseñas en la Escuela de Escritores ¿Cómo se creó esta institución y cómo funciona?

J.S. La Escuela de Escritores se creó hace ya casi diez años (al principio como la sección de Internet del Taller de Escritura de Madrid, y desde 2003 ya como Escuela de Escritores) y su objetivo es la enseñanza de la escritura, principalmente en su faceta creativa (cuentos, novelas, poemas, guiones de cine, etc.), pero sin dejar a un lado otros enfoques dirigidos hacia la corrección estilística y la empresa. A través de Internet y en nuestras sedes de Madrid, Burgos y Zaragoza, impartimos talleres y cursos que van desde los niveles de iniciación hasta los más avanzados, pasando por cursos de lectura, de creatividad, de crítica, etc. Asimismo, impartimos cursos de Redacción eficaz en algunas de las más importantes empresas e instituciones de España. Recientemente, a partir de la experiencia acumulada, hemos creado el Máster de narrativa, un curso de dos años de duración en el que, a lo largo de 876 horas, se desarrollan los conocimientos básicos del oficio de escritor y se trabajan la técnica, la sensibilidad y la creatividad de los alumnos.

Q.L. Como profesor de la escuela ¿Qué asignaturas o talleres impartes?

J.S. He impartido todo tipo de cursos, desde iniciación (me encanta acompañar a los alumnos en ese descubrimiento que es todo primer año de taller) hasta los más avanzados. Me gusta cambiar y buscar nuevos retos, y también acompañar a mis alumnos durante ciclos largos de aprendizaje (entre dos y cuatro años), en los que vamos paulatinamente subiendo el nivel. En la actualidad, imparto el curso de Proyectos Narrativos (que consiste en acompañar a un alumno en la escritura de un libro de cuentos o una novela) tanto en el máster como en los talleres presenciales y la asignatura de Géneros Literarios en el Máster de narrativa.

Q.L. Tienes también proyectos personales como escritor ¿Cómo los compaginas con todas estas funciones?

J.S. Sin duda, siempre he pensado que para ser un buen profesor es importante ser también escritor. No necesariamente bueno, pero sí conocer de primera mano los placeres y rigores del oficio. Además, me siento escritor y fue esa vocación la que me trajo desde la industria farmacéutica (soy boticario de carrera y ahí trabajé muchos años) hasta los talleres. La escritura es parte importante de mi vida, procuro reservarle un huequito en cada uno de mis días y siempre estoy escribiendo algo. Se compagina regular, pero es cosa de ser inflexible a la hora de proteger el hueco que reservamos a la escritura.

Q.L.  En 2006 publicaste la novela “Mudanzas” que tuvo muy buena acogida entre el público y la crítica, háblanos un poco de ella y del proceso creativo de la misma.

J.S. Mudanzas cuenta la historia de una huida. Arranca en el momento en que la vida exige crecer a su protagonista y, por el contrario, lo que él hace es salir corriendo. Es una huida sin esperanza que, tras una larga vuelta por el lado más oscuro y salvaje de la ciudad y de las relaciones humanas, le devuelve, con doble énfasis, a la necesidad imperiosa de crecer. Es una novela con protagonistas juveniles, en la que pasan todo el rato cosas, pero en la que lo que de verdad pasa circula por debajo, en lo no dicho, en lo que los personajes no ven y el lector sin embargo consigue intuir.

Escribir esta novela fue un reto personal y aún me siento muy satisfecho de ella.

Q.L. ¿En que estas trabajando ahora en cuanto a proyectos personales?

J.S. He terminado recientemente un libro de relatos breves que anda en busca de editor y ahora mismo estoy escribiendo de nuevo relatos, sin un objetivo claro, porque este ya llegará. Igual salen más relatos y acaban convirtiéndose en un libro, igual alguno crece y se dispara hacia la novela, ya veremos.

Q.L. Por último, eres Licenciado en Farmacia y después de ejercer unos años en el campo de la microbiología cambiaste de vida para dedicarte a la escritura ¿Cómo se produjo este cambio tan radical? ¿Ha merecido la pena este cambio?

J.S. Sí, yo estudié Farmacia, un poco por despiste absoluto otro poco por tradición familiar, y cuando terminé encontré un buen trabajo como microbiólogo en la industria farmacéutica. Lo malo fue la depresión que me agarró al cabo de unos meses. Era terrible pensar que aquella iba a ser mi vida para siempre. Así que, psicólogo de por medio y tras darle varias vueltas, empecé a escribir aprovechando que tenía bastante tiempo libre por las tardes. Empecé solo, en casa, pero al cabo de unos meses me enteré de que existían los talleres de escritura, entré como alumno de Enrique Páez y, bueno, fue una revelación, como encontrar mi sitio.

Por supuesto, al principio solo pensaba en aprender y ni soñaba con ser profesor, pero luego Enrique me ofreció llevar un grupo, luego otro y, poco a poco, a lo largo de once largos años, fui creándome una profesión como profesor de escritura. Y así llegó el momento en que, aprovechando un ERE, pude dejar la industria farmacéutica y dedicarme a esto. Luego ya vino lo de dirigir la Escuela y todo lo demás.

¿Mereció la pena? Sin duda ninguna, ha sido un vale por una vida feliz.

Vila-Matas inaugura el Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores

Patricia García Herrero

El escritor Enrique Vila-Matas inauguró el Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid. Este Máster, pionero en España, ya va por su segunda edición y tiene como objetivo formar a los futuros narradores de nuestro país.

El pasado 1 de octubre la Escuela de Escritores de Madrid vivía la inauguración de su proyecto más ambicioso: la segunda edición del Máster de Narrativa «El arte y el oficio». Este año, el acto estuvo presidido por el escritor Enrique Vila-Matas, considerado por muchos críticos como uno de los mejores narradores del panorama nacional actual. El autor, acompañado por el coordinador del Máster, Ignacio Ferrando, impartió una clase magistral a los alumnos sobre el proceso de creación de su obra «Dublinesca». Según el escritor catalán, este proceso creativo tiene dos variables, una que supone un gran proceso de planificación previa donde el autor establece el principio y el final antes de comenzar a narrar y otra en la cual el proceso está abierto a la exploración. Tras la charla, donde también analizó la influencia de James Joyce y Samuel Beckett en su trabajo, los futuros escritores expusieron sus dudas sobre esta profesión.

Enrique Vila-Matas junto a Ignacio Ferrando, coordinador del Máster

Se trata ya de la segunda promoción de este novedoso Máster que fue creado el pasado año por la directiva de la escuela. Con este proyecto, en palabras del coordinador, Ignacio Ferrando,  «se trata de formar a los escritores del futuro, enseñarles las técnicas básicas y orientarles en esta profesión». El Máster tiene una duración de dos años. En el primero de ellos se sientan las bases de la profesión, se lee a los principales autores y se estudian técnicas narrativas, de poesía o, incluso, de teatro, que luego serán aplicables a la creación literaria, según comentaba el director de la escuela, Javier Sagarna. Por otro lado, el segundo curso está estructurado en la elaboración de un proyecto, bien una novela o bien un libro de relatos, donde cada alumno demostrará lo aprendido durante el Máster.

Los alumnos se mostraban entusiasmados ante el inicio del curso. «Es una oportunidad única para formarte como escritor, ya que no existe en España una carrera o una academia específica como pueden tener otros artistas», comentaba Esther Ginés, alumna del segundo año. Además de las clases que se imparten semanalmente en la sede de la escuela, los alumnos tienen la oportunidad de acudir a charlas con escritores, editores y otro profesionales del sector.

Alumnos de la primera promoción del Máster de Narrativa

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